Nací en una ciudad universitaria, será por eso que odio tanto el enero platense, ese que lleno de humedad me confirma que son los estudiantes los que le dan alegría, diversión y cultura a sus diagonales. Sin ellos, la ciudad permanece desierta. Así y todo la quiero, la quiero tanto.
Disfruto al máximo todo el resto del año, admirando los atardeceres otoñales y disfrutando el olor a tilo en primavera. Este pequeño gran pueblo con sus espacios verdes, sus misterios, sus murales y sus diagonales me ha dado gran parte de lo que soy hoy como persona. Una infancia feliz, muchos amigos platenses y muchos otros del interior del país o del extranjero que no los hubiera conocido sino hubiera sido porque ellos eligieron venirse a La Plata para estudiar y de a poco fueron adoptándola como su nuevo hogar.
Hoy mi ciudad cumple 130 años y a la distancia, le dedico este foto-relato para que sepa que aunque constantemente tenga intenciones de armar la mochila e irme para conocer otros lugares y explorar nuevos destinos siempre la tengo presente y la recuerdo porque las raíces nunca se olvidan...
En La Plata podés encontrar:
hermosos atardeceres otoñales...
amor al aire libre...
pasión...
burbujas...
edificios históricos...
puertas misteriosas...
niños rebeldes...
fotocharcos...
relojes que no cuentan las horas...
y mucho arte callejero...
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